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14.6.15

Tempo: “Todo el mundo sabe que trafiqué con heroína, que fui un narcotraficante”

En muchos países, la emergencia del hip hop desde movimientos under estuvo asociada a los bajos fondos. En Estados Unidos, por ejemplo, raperos como 50 Cent cuentan con conocidas historias de aproximación al mundo del delito, mientras que otros como Tupac Shakur y Notoriuous B.I.G. ni siquiera lograron vivir para contarlo.

Puerto Rico también sabe de esto, tanto desde el mundo del rap como desde el más primario reggaeton, ése que emergió mucho antes “La Gasolina” y de cualquier "Rey", "Big Boss" o "Extraterrestre". En esa escena, un tipo llamado Tempo llegó a ser referente a inicios de los 2000, hasta que cayó con un cuantioso botín de drogas en su poder, y fue condenado a once años de cárcel por narcotráfico.

Desde entonces ya han pasado 12 años, y hoy David Sánchez, Tempo, está de vuelta con rimas incendiarias como pocas en el ámbito latino, y dispuesto a recuperar el tiempo que él mismo se quitó. Así es como trata de verlo hoy.

“En Puerto Rico decimos que hay un precio que pagar, y yo pagué mi precio. Mi historia no es un secreto, todo el mundo sabe que trafiqué con heroína, que fui un narcotraficante, y los dos caminos que tenía eran la cárcel o la muerte. Yo no podía sentarme en una celda a lamentarme, porque sabía a lo que me estaba enfrentando. Yo acepté mi error, pagué mi precio y estoy aquí de nuevo”, dice en un hotel de Santiago.

Porque el hiphopero está en Chile, alistándose para un primer show en el país este sábado en el Teatro Caupolicán. Hasta allí llegará celebrando esta nueva etapa, con un recorrido por lo que llama “el verdadero Tempo”, para una fanaticada que califica “la mayor, la más leal. Cuando tienes gente esperando en el aeropuerto a las 2:00 o 3:00 de la madrugada, eufóricos, que pierden el control, son cosas que me llenan. A ellos voy a darles un musical que no van a olvidar, con canciones desde que empecé hasta ahora”.

El concierto se enmarca en la operación de regreso de Sánchez, que en Chile ya tuvo un primer impulso en el pasado Festival de Viña del Mar, donde se presentó invitado por Yandel. El resto del proceso, es algo que vive día a día, sin desconocer los alcances de su historia.

“Desafortunadamente, en este negocio del rap, del género urbano, la experiencia que yo viví te da más credibilidad”, reconoce. Sin embargo, trata de volcarlo a su favor: “En términos de negocios, que la gente ahora esté sabiendo de mi historia me conviene, porque ven que soy un artista que tiene una historia real, que es atractiva para ellos. Eso para mí es más favorable. Estoy sacando lo positivo de lo negativo. Estoy en un proceso de superación, tengo mi historia que contar, y voy a sacarle el mayor de los provechos”.

Yo lo que hago es en un 80 por ciento hip hop”, se apresura en aclarar Tempo, quien de todos modos reconoce su incidencia en el mundo del reggaetón. Claro que el género que él dejó en 2003 es uno muy distinto del que se encontró a su salida de la cárcel, con algunos de sus viejos camaradas convertidos en millonarias estrellas del pop, gracias a mezclas con géneros tan disimiles como el merengue y el dance.

Sánchez lo entiende, pero también lo resiente. “Ahí saturaron el reggaeton. Porque cuando un artista quiere fusionarlo con el ritmo de un país, y lo hace porque lo siente realmente, porque quiere llevar la música a otro nivel, está bien. Pero cuando fuerzas demasiado, entras en la saturación. Es lamentable, se pudo haber llevado a otro nivel, pero lo saturaron demasiado”, sentencia.

Y aunque sus temas resaltan por letras directas y contingentes, no cuestiona la aparente liviandad que al respecto parece imperar en el género más popular de Puerto Rico. “Es que el reggaeton no se hizo para escucharlo, se hizo para bailarlo”, defiende.

“Yo también hago reggaeton, porque hay una fanaticada que le gusta”, cuenta Sánchez, quien aclara que en él siempre primará el perfil hiphopero que lo llevó a ganarse el mote de “La Leyenda”. Incluso hoy, cuando es conciente de que algunos arrojan “un estereotipo, un estigma sobre mí, que estuve preso por narcotráfico. Pero considero que soy un hombre nuevo, porque la experiencia me marcó y no quiero volver allá”.

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